Ha pasado un mes, y parece que fue ayer que, con la mochila, estaba cruzando el océano llena de fuertes emociones. Un mes que a veces parece un día y a veces parece 3 años.

Nuestro proyecto, además de la parte educativa de la que se ha ocupado Sofía, incluye una parte de comunicación. Mi tarea es documentar no sólo las actividades, sino también las emociones de los niños y las niñas.

Cuando se viaja y se trabaja con pequeñas asociaciones hay muchos problemas a los que enfrentarse, en primer lugar cómo dejar las fotos y los vídeos a las asociaciones con las que colaboramos. Decidimos trabajar con pequeñas realidades que no siempre tienen las herramientas, como una computadora, o la posibilidad de comprar medios, como memorias USB, donde se pueden almacenar imágenes.
Hay que tratar de ser previsora al planificar las actividades, hasta ahora las asociaciones tenían computadoras, pero es posible que en el futuro tenga que imprimir las fotos, y dejar de compartir los videos con ellos.

Otro problema que hay que afrontar es la elección de las imágenes, cómo mostrar a los que nos siguen la dignidad y la realidad de los proyectos que visitamos. Para mí esto siempre ha sido una prioridad: como periodista cuento las historias de otras personas, y siento una enorme responsabilidad.

Cuando cambias de lugar cada dos días tienes que encontrar el tiempo para dedicarte a la edición. Es un trabajo que necesita paciencia y concentración, y es difícil cuando estás en movimiento.
Por lo tanto, nuestros videos serán publicados días después de nuestro paso por las asociaciones, cuando encuentre un lugar adecuado para concentrarme en la edición.

En Nicaragua empezamos a jugar en casa en el proyecto Los Quinchos. Me conocen desde hace años y están acostumbrados a mi presencia y, sobre todo, a verme con mi cámara. Pasamos na hermosa semana, hecha de juegos y risas. Siempre es genial pasar tiempo con ellos.

En León fuimos invitadas del proyecto Desdeadentro, que se ocupa de la gestión del tiempo libre y el fortalecimiento de la escuela en una comunidad cercana a León. Conocer a gente que dedica su tiempo a los niños y niñas, con muy poco dinero y mucha buena voluntad, es siempre una experiencia emocionante.

El tercer proyecto con el que colaboramos se encuentra en el barrio Tomás Borge, de León. Aquí un colectivo llamado Fuego y Son ha estado trabajando durante años fortaleciendo el ámbito escolar con los niños y niñas del barrio.
En este caso se me pidió que desarrollara otra parte de mi trabajo sobre la comunicación: un taller sobre la gestión de perfiles sociales para los miembros del colectivo y otro dirigido a los adolescentes de Tomás Borge sobre los riesgos de la red.

El taller con los adultos fue muy bien, mucha gente participó y pasamos dos horas agradables y constructivas.

Estaba muy nerviosa por el taller de los adolescentes, tengo bastante experiencia con niños pero los adolescentes pertenecen a un mundo que no conozco bien, especialmente los adolescentes de Nicaragua. Los temas a tratar no son fáciles: la pedofilia, el tráfico de personas, la captación de menores, son sólo algunos de los problemas que pueden crear un mal uso de los canales sociales.
Antes del taller, ya estaba al tanto de que muchos y muchas adolescentes en Nicaragua han alcanzado el máximo número de amigos en Facebook, 5000. Esto es alarmante, no conocen a casi ninguno de sus amigos y han admitido que han recibido fotos y videos obscenos de personas que no conocían. El problema es que muchos adolescentes, especialmente en países como Nicaragua, no se dan cuenta de los peligros de interactuar con extraños en la red, compartiendo fotos, vídeos e información personal, sin pensar que se están exponiendo a un enorme peligro.
Los chicos y chicas escucharon atentamente, admitiendo que nunca han oído hablar de estos fenómenos, y creo que volvieron a casa un poco más conscientes de los riesgos de la red.

Este mes ha sido interesante y constructivo, para gente como yo que trabaja tratando de desaparecer detrás de la cámara, ponerse en primer plano es siempre un desafío, y estoy orgullosa de haberlo aceptado!